sábado, 3 de marzo de 2012

Los supositorios vaginales cumple varias funciones aunque se asocian por la vía rectal van por el lado opuesto

Los supositorios son medicamentos que pueden cumplir varias funciones. 

Aunque en general se los asocia al uso por vía rectal, existen también supositorios vaginales. 

 Son considerablemente efectivos en la lucha contra hongos y bacterias, y también para evitar el embarazo. 

Si bien algunos pueden adquirirse libremente en farmacias, lo recomendable es consultar a un especialista antes de usarlos. 

 Los supositorios están diseñados para facilitar su colocación y su absorción. 

Su forma, en general, posee una parte “limada” o punta. Esta punta suele confundir a quien lo usa o lo coloca, ya que se entiende que es la parte que se introduce primero por entrar más fácil. 

Sin embargo debe hacerse al revés, ya que, al contraerse la vagina o el ano sobre la parte limada, terminan impulsando hacia adentro al medicamento. 

Los supositorios vaginales pueden ser algo más pesados que los rectales, pero no tienen gran diferencia con ellos. Son muy útiles a la hora de eliminar bacterias u hongos que pueden residir en la vagina. 

El medicamento contiene los principios activos (los que combatirán a las bacterias o los hongos) incorporados en un excipiente, que es una sustancia inactiva no irritante y cuyo punto de fusión debe ser inferior a 37 °C. 

 Una vez dentro de la vagina, este elemento se disolverá y soltará la medicina indicada para solucionar el problema, según sea el caso. Muchas chicas prefieren el uso de supositorios en lugar de su alternativa, que es la colocación de algunas cremas que pueden resultar incómodas. 

Si bien los hongos vaginales no son una enfermedad grave, en general no es agradable padecerlos, y su aparición frecuente puede interpretarse como síntoma de otros problemas de salud, por lo que tratarlos es muy conveniente, siempre teniendo en cuenta la recomendación de un especialista. 

Su colocación debe hacerse estando relajada, para facilitar su inserción, con cuidado de no lastimar la zona, y llevarse hasta lo más profundo de la vagina usando los dedos medio e índice para empujarlos, previa higienización de las manos con agua y jabón. Por cualquier efecto secundario, como irritación vaginal, lo mejor es consultar a un especialista. 

 Algunos fungicidas (sustancias que atacan a los hongos) pueden llegar a debilitar los condones de látex y los diafragmas, aumentando las posibilidades de que se rompan, lo que los puede hacer perder su utilidad. 

Es importante consultar a profesionales en el tema para saber si la medicación fungicida que está en uso puede dañar este tipo de preservativos, lo cual llevaría a tener que cambiar por condones de poliuretano o a abstenerse de las relaciones sexuales durante el tiempo en que se usa el fungicida. Pero estos supositorios no solo combaten hongos y bacterias: también pueden usarse para evitar el embarazo. 

Si bien no son un método anticonceptivo extremadamente seguro y no alcanzan, por ejemplo, al preservativo en efectividad, pueden ser de gran utilidad en este sentido. 

Este tipo de supositorios cumple una función “espermicida”, ya que ataca a los espermatozoides. El elemento debe colocarse dentro de la vagina 10 minutos antes de cada acto sexual para que tenga efecto. 

Es recomendable acompañarlo con el uso del preservativo, ya que este último es el método anticonceptivo más seguro y además previene la transmisión de enfermedades frente a las que el supositorio no brinda protección, como el VIH.

 Algunos de estos medicamentos pueden causar irritación en la vagina o en el pene, por lo que se debe estar atento a estos efectos y consultar debidamente en caso de que aparezcan. Fuente: Tu Guía Sexual
 

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