viernes, 28 de octubre de 2011

Un batazo de David Fresee les permite a los Cardenales a jugar el juego decisivo en la seriel Mundial de béibol

Un batazo de oro de David Freese le permitió a St. Louis forzar el juego decisivo, después de que Texas estuviera a punto de consagrarse campeón jugando como visitante.

Habrá un séptimo juego en la Serie Mundial y eso se debe a David Freese y a la tenacidad de los Cardenals de St. Louis.

Freese pegó un jonrón decisivo en el undécimo inning y los Cardenals remontaron dos veces ante los Rangers de Texas para forzar un séptimo duelo al cantar victoria el jueves por 10-9 en tal vez uno de los grandes clásicos de la historia de las Grandes Ligas.

Los Rangers estuvieron a un strike de conquistar el primer campeonato de su historia en los innings noveno y décimo.

St. Louis, sin embargo, no se rindió.

"Habría que haber estado aquí para creerlo", dijo el manager de los Cardenals Tony La Russa.

Con el juego empatado 7-7 en el noveno y ante el relevista Neftalí Féliz, Freese remolcó dos carreras con un triple que bañó con lo justo al jardinero derecho Nelson Cruz.

En el décimo, tras un jonrón de dos carreras de Josh Hamilton para adelantar a Texas por 9-7, Ryan Theriot remolcó una anotación con una roleta y Lance Berkam lo empató 9-9 con un sencillo.

Freese tuvo la última palabra al abrir el 10mo con un cañonazo ante Mark Lowe.

"Vaya sensación increíble el poder ver a todos mis compañeros esperándome en el plato", dijo Freese, cuya camiseta quedó rota durante la celebración.

Fue algo sin precedentes por parte de los Cardenales, ya que ningún equipo había logrado remontar dos veces para tomar la delantera.

"El mejor juego de mi carrera", dijo Albert Pujols, el primera base de los Cardenales.

No se había visto un sexto juego tan electrizante desde el partido de 1991 en el que Kirby Puckett sacudió un jonrón en el 11mo inning para que los Twins de Minnesota derrotaran a los Braves de Atlanta.

El séptimo juego se disputará el viernes. Habrá más acción, incluyendo más turnos de Pujols.

Matt Harrison será el abridor de los Rangers. La Russa se guardó su carta, pero quizás sea el as Chris Carpenter con tres días de descanso o Kyle Lohse.

Será la primera vez desde 2002 que el clásico alcanza el punto máximo. En la ocasión previa, los Angels de Los Angeles derrotaron a los Giants de San Francisco.

Texas no ha perdido dos juegos seguidos desde el 23-25 de octubre, pero falta por ver cómo responderán ante el mazazo que recibieron.

"No es fácil ganar un campeonato, y nos dimos cuenta esta noche", dijo el manager de los Rangers Ron Washington. "Vamos a reaccionar mañana. Hemos pasado situaciones muy duras previamente. Siempre hemos respondido y así lo haremos mañana".

Texas parecía encaminado a la consagración tras irse arriba 7-4 en el séptimo con los jonrones consecutivos de Adrián Beltré y Cruz ante Lance Lynn y un sencillo impulsor de Ian Kinsler ante Octavio Dotel.

La remontada de los Cardenals comenzó en el octavo con un jonrón de Allen Craig contra Derek Holland, achicando la diferencia.

El viejo cliché de un juego no apto para cardíacos le cabe perfectamente a lo presenciado en el Busch Stadium, un memorable partido que de principio a fin dio la sensación que algo imprevisible estaba por ocurrir.

No fue un duelo que se caracterizó por la pulcritud, con errores al por mayor de ambos bandos. St. Louis cometió tres en un juego del Clásico de Otoño por primera vez desde 1943.

Texas también pifió dos veces, ambas de su primera base Michael Young, precipitando un par de carreras sucias.

Pero le sobró emoción, a raudales por sus volteretas en la pizarra. El trámite del noveno fue la mejor síntesis.

Pujols, conectó un doblete ante su compatriota dominicano Féliz. Berkman vino después y recibió el pasaporte con cuatro lanzamientos. Había un out.

Craig se ponchó con un strike cantado. Féliz tuvo contra las cuerdas a Freese con una bola y dos strikes, y probablemente los Rangers tenían lista la champaña. Pero Freese empalmó un batazo a la banda contraria.

El pandemonio fue total en un estadio atestado con una concurrencia de 47.315 aficionados.

El juego se fue a extra innings, como si se resistiera a terminar, hasta el batazo final de Freese.

La garra de los Cardenals no sorprende. Después de todo es el equipo que se encontraba a 10 juegos y medio atrás de Atlanta en la puja por el comodín de la Liga Nacional, pero logró clasificarse a la postemporada en el último día de la campaña.

Texas tendrá en duda para el duelo a Cruz, quien salió con una dolencia en la ingle derecha. Fuente: IBD
 

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